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ISSN 1989-4163

NUMERO 06 - OCTUBRE 2009

 

Entrevista a Leticia Sánchez Ruíz

Luís García

“Una biblioteca arde en mitad de la noche. Cincuenta años mas tarde el genial Ulises Font abre la puerta una madrugada de tormenta y comienza una inusual búsqueda. Felipe, un muchacho triste que se ha pasado la vida esperando que le sucedieran cosas que nunca le ocurren, regresa a su pueblo, donde la noche es una especie de catástrofe, para el esperpéntico entierro de su peculiar abuela Antía. Lucía, una escritora que no publica, vive encerrada en una casa de ladrillos rojos y escribe cuentos para Pian, que es su mundo y su maestro. Estas historias se van entrelazando en “Los libros luciérnaga”, tejiendo una misteriosa trama que en cada capítulo formula nuevas preguntas y extraños juegos”.  Esta es la contraportada (parte de ella) de la primera novela de una escritora de raza llamada a marcar un antes y un después en la literatura, y sobremanera en los autores asturianos. Prepárense a iniciar un trepidante viaje a través del tiempo y del espacio, prepárense a conocer a sus protagonistas viajeros, Ulises Font, Felipe, Lucia, prepárense a tomarse una copa en El Gato, a comprar un libro de Viejo junto al parque de las putas, a reconocer y reconocerse leyendo tantas maravillosas lecturas mencionadas en Los libros luciérnaga. Y cuando terminen de leer el libro, vuelvan al comienzo, reléanlo, seguro que descubrirán nuevas pistas de la Vieja Ciudad, de nuestra querida Vetusta.

P.-       Leticia Sánchez Ruiz, una joven y nueva narradora para el siglo XXI. ¿Sería correcta la definición?

R.- Hombre, soy relativamente joven, nueva en la literatura y estamos en el siglo XXI. Pero si a lo que te refieres es que si soy una promesa… pues qué más quisiera yo. Lucho para eso, escribo y no paro y mi objetivo es haber venido para quedarme.     

P.-       Y además una primera novela, Los libros luciérnaga.... ¿Cómo nace la novela?

R.- Fue todo una serie de coincidencias. Me mandaron a hacer un reportaje a la biblioteca de la Universidad de Oviedo. Allí descubrí el incendio que sufrió, y pensé que algo tan impactante como una biblioteca ardiendo necesitaba una historia. Poco tiempo más tarde me mandaron hacer otro reportaje sobre una librería de viejo. Por esas fechas un amigo mío me contó las rarezas de su abuela y cómo había sido su peculiar entierro. Y la historia, casi por sí sola, fue naciendo.       

P.- Dígalo en pocas palabras. ¿Qué es Los libros luciérnaga?

R.- Un libro sobre el incendio de una biblioteca, sobre dos hermanos que tienen que reencontrarse para desvelar un misterio, sobre una tortuosa historia de amor y sobre un hombre que tiene una revolución pendiente.

P.- Estamos ante un libro repleto de referencias literarias, ¿sus maestros quizás, o sus obligadas lecturas?

R.- Puff, muchísimas. Creo que me han influido desde las novelas de Maria Gripe que leí de niña, hasta la de Alberto Torres Blandina que leí ayer mismo.   Pero me quedaría con los escritores en español a uno y otro lado del océano: Borges (quien se cita y se homenajea mucho en esta novela), Cortázar, Muñoz Molina, Rosa Montero, Eduardo Galeano, Eugenia Rico, Onetti…

P.-       Referencias no sólo literarias, también pictóricas, cinematográficas.........

R.- Sí,  eso es porque escribo sobre las cosas que me rodean y me gusta rodearme de cosas. Mi habitación es un caos de fotografías, libros, discos, películas, bolígrafos (la mitad sin tinta), figuritas de Chaplin o de Betty Boop, recuerdos que van desde una estrella de mar seca a una máquina de escribir de la Alemania de los años 20… Mi mente es un poco así, y un poco así también es mi novela.  Hay mucho cine, y pintura, y, sobre todo, música. Me encantan las bandas sonoras y quise que este libro tuviese una.

P.- Y estamos también ante la búsqueda de un tesoro, de un viejo libro, de los sueños no cumplidos, siempre pendientes, siempre latentes.....

R.- Todos buscan, al igual que todos buscamos, y al igual que todos tenemos por ahí guardada alguna revolución pendiente.  En la novela se dice que los libros son como las personas: también se les quiere por sus rarezas. Y todos están (estamos) a la caza de ese ejemplar único.

P.-       Hay tres historias paralelas conformadas por tres personajes que terminan confluyendo finalmente como un viejo puzzle. ¿Cómo nacen las historias?

R.- Una tarde, hace años, estaba tirada en el sofá y se me vino a la mente un hombre llamado Ulises Font, que paseaba por las Ramblas de Barcelona, se iba a su casa y, en plena noche, un hombre aporreaba la puerta y le pedía su ayuda. Retomé esta imagen para la historia de Melquíades y Ulises. La de Lucía y Pian surgió por mi obsesión con la figura de Pigmalión, la del alumno y el maestro, y el amor que surge entre ambos. La historia de Felipe nació porque quería narrar la relación entre una abuela y su nieto, así como dar respuesta a una pregunta que llevo años haciéndome.

P.-       Y estamos ante una novela circular, como circular es el mundo de Ulises Font. ¿Cómo nacen unos personajes tan definidos literariamente?

R.- Siempre me han interesado los libros que son como un viaje, que parece que al leerlos te pones la mochila al hombro y empiezas a caminar con los personajes compartiendo su trayecto. Yo quería que el lector conociese a sus compañeros de viaje, que le apeteciese realmente ir con ellos. Por eso se describen tanto los personajes.  Además, siempre he pensado que lo más importante de una historia son sus protagonistas.

P.-       Personajes con los que es sencillo sentir empatía..... tanto con Ulises como con Felipe, con Tormenta, en El Gato....

R.- Sí, cada uno de ellos lleva a rastras su mundo complejo, y hay tantos, tan distintos y tan retratados que siempre se puede empatizar con alguno. Desde el profesor de Universidad sibarita a  la anciana druida que ordeña vacas, pasando por el adolescente retraído y oscuro a una bibliotecaria elefanta y risueña.

P.-       Es una novela coral, enigmática, ¿está de acuerdo?

R.- Sí, totalmente. Es muy coral y la fuerza del libro recae casi por completo en los personajes. Y está llena de enigmas, grandes y pequeños. Cada cuál, por lo que me han contando los que la han leído, tiene el su preferido: hay quien se interesa por las causas del incendio, otros por cómo se conocieron Lucía y Pian, algunos por qué fue lo que pasó realmente entre Ulises y Melquíades o qué fue lo que encontró Felipe el día en que murió su abuela…Procuro que, cada vez que acabe un capítulo, el lector se haga nuevas preguntas y tenga ganas de leer el siguiente. Aunque la verdad es que no sé si lo consigo. Pero, oye, yo lo intento.

P.-       La Vieja Ciudad es un alter ego de Oviedo, ¿estamos, como dijo algún miembro del jurado, ante una nueva novela a encuadrar dentro de la serie de obras de la Vieja Vetusta?

R.- Me parecen unas palabras gigantes para mí, y la verdad que fue uno de los mayores halagos de mi vida que me dijeran eso. Decidí ponerle el nombre de la Vieja Ciudad porque no es un Oviedo totalmente real; cambio cosas de sitio, otras las trastoco, otras directamente las invento. Necesitaba un lugar a mi medida y a la medida de la historia.  Pero si a lo que se referían es que la ciudad es un personaje más de la novela, entonces supongo que sí, que estamos ante otra novela sobre Oviedo.

P.- ¿Es Oviedo la bien novelada?

R.- Oviedo es una ciudad “ciudad”. Esto es, que tiene muchísima historia, y se le nota, lo sientes cuando caminas por ella. Es como una elegante anciana que presume de sabiduría. Además es de esas ciudades que no son sólo agrupamientos de bloques de edificios llenos de gente que duerme, sino que tiene una personalidad, un alma propia. Como decía antes, es fácil hablar de ella como si fuera un personaje. Tiene muchas virtudes y muchísimos defectos, además conserva ese miedo a que se convierta en cuna y sepultura, ese terror que nos entra a muchos de no ser capaces de salir nunca de aquí porque esta pequeña ciudad te atrape. Por eso creo que a Oviedo se la quiere más en la distancia, cuando ya no es un peligro; que a Oviedo hay que extrañarla y siempre es obligado el regreso. Creo que es todo esto lo que hace que aparezca en tantos libros y apetezca escribir sobre ella.

P.- Un narrador omnisciente es la única referencia externa que tenemos dentro de la novela. ¿Pensaba en alguien en particular cuando “hablaba”?

R.- En dos de las historias sí es un narrador omnisciente, en la de Felipe es él quien nos lo cuenta en primera persona. Y sí que pensaba en alguien particular cuando “hablaba”, pero es un secreto

P.-       ¿Qué esta preparando actualmente Leticia Sánchez Ruiz ?

R.- En otra novela, que empecé a escribir cuando estaba empezando a escribir otra. Garabateé casi sin querer cuatro frases en un ahoja, y de repente se me vino a la cabeza toda la historia. Y me dije: “pues allá vamos”. La nueva novela se desarrolla, más o menos, en los años 60, en uno de aquellos bares enormes donde se tomaba café en vaso, se jugaba al dominó, se hacían tertulias después de comer y en cada mesa había un cenicero de Cinzano. La hija pequeña de los dueños de este bar tiene como mejor amigo a Perotti, un parroquiano de cien años bastante peculiar. Cuando Perotti muere deja a la niña una misteriosa herencia: el Gran Juego

 
 

Leticia Sánchez

 

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